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¡Bye, bye Cristina!

Por Rafael Vilar
Analista Político Internacional

Auguré que la victoria de Macri iniciaría el fin del populismo en Latinoamérica

«Muchas veces la palabra cambio puede sonar muy atractiva pero tenemos que darnos una discusión muy profunda sobre qué tipo de cambios queremos los argentinos”. (Daniel Scioli Méndez tras la primera vuelta).

El domingo, Argentina apostó por un cambio, pero no el de “La continuidad con cambio” (mantener el modelo kirchnerista, pero con algunos cambios graduales) que propugnaba el oficialista Daniel Osvaldo Scioli Méndez si no un cambio real: Por eso votó 51,40% (sobre 99,17% escrutado) por el liberal Mauricio Macri Blanco, un ferviente opositor al kirchnerismo, en un balotaje en el que votó 80,89% de los electores habilitados, según datos oficiales. La vicepresidenta será Marta Gabriela Michetti, parapléjica y descendiente del expresidente Arturo Illia Francesconi.

Doce años de la Era Kirchner llegan a su fin. Casta “ideológica” iniciada con Néstor Carlos Kirchner Ostoic al ascender a la presidencia en 2003 y seguida en 2007 y 2011 por su esposa Cristina Elisabet Fernández Wilhelm de Kirchner, su continuidad quedó frustrada cuando en 2013 su Frente para la Victoria, a pesar de ganar las legislativas de medio término, no alcanzó la mayoría calificada para reformar la Constitución y poder ir a la re-re para que en 2019 pudiera sucederle su hijo Máximo con el poder de La Cámpora (el núcleo duro del kirchnerismo, bastante disminuido ahora).

La nueva administración será un cambio radical (pero imprescindible) desde un modelo populista, aislacionista, confrontador y prebendalista a otro desarrollista e integrador. Para los defensores del kirchnerismo, la alternabilidad solo producirá más miseria y desigualdad social; sin embargo, ocultan engañosamente (o autoengañados por la bruma de la ideología) que, a pesar de que en 2014 el Gobierno aumentó la cantidad de hogares beneficiarios con planes sociales de transferencias de ingreso del 20,2% en 2010 al 28,6% (8,3% más), los pobres aumentaron a 28,7% (“casualmente”), alrededor de 11 millones de argentinos según el censo de 2010, según el estudio permanente de la Universidad Católica Argentina (desde fines de 2013, cuando informó un 4,7%, el Gobierno no difunde los datos oficiales de pobreza ni de inflación, aunque en junio CFK estimó que era de menos del 5%); el mismo estudio de la UCA calculó que en 2014 la indigencia también se incrementó al 6,4%. Las causas de estos deterioros fueron alta inflación, recesión y falta de empleo porque el fracasado clientelismo político que ha condenado a los argentinos a ser cada vez más pobres sustituyendo el trabajo de calidad por bonos, tras la crisis de su sistema productivo por las malas políticas gubernamentales: La tercera economía de Latinoamérica y vigésimo quinta en el mundo, con un PIB de $us 540,2 MM en 2014 (datos Banco Mundial), ese mismo año tuvo un crecimiento del 0,5% y para este año y 2016 el pronóstico es de 0,1 y -0,7%, respectivamente (FMI).

El domingo, en un comentario publicado antes de las elecciones, auguré que la victoria de Macri iniciaría el fin del populismo en Latinoamérica y daría un impulso simbólico a la oposición venezolana en las legislativas del 6 de diciembre

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