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Combate a la MS13 en EEUU afectado por políticas de Trump: policías

InSight Crime: Tres jefes policiales de igual número de condados estadounidenses afectados por la pandilla centroamericana coincidieron el 24 de mayo, durante una audiencia en el Senado en Washington, que varias de las políticas públicas de la administración de Donald Trump tendrán un efecto negativo en el combate integral a la MS13.

Los policías señalaron con especial énfasis el dilema que supone, para la persecución penal efectiva a la MS13, que la Casa Blanca amenace con quitar subsidios federales a las policías locales si se oponen a apoyar a la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus iniciales en inglés) para identificar y arrestar a indocumentados.

En 2009, ICE amplió la llamada provisión 287G, mediante la cual el gobierno federal transfiere a los gobiernos locales y sus policías potestades legales para ejercer funciones de autoridad migratoria, lo que les permite arrestar a personas indocumentadas solo por el hecho de serlo e iniciar procesos de deportación. Tras llegar a la Casa Blanca, la administración Trump, en voz del presidente, amenazó a los condados que se negaran a aplicar esta provisión con quitarles fondos federales.

Más allá de las consideraciones éticas, morales o legales que esto implica para las ciudades que no siguen la directriz de ICE, para sus autoridades ejercer de policías migratorias podría tener un costo enorme en términos meramente policiales: llevaría a las comunidades hispanas, hogar de los indocumentados, a dejar de colaborar con información vital para combatir con éxito a la MS13. Esto, según dijeron los tres jefes policiales en el Senado, es lo peor que podría pasarles en este momento.

«Tenemos que crear un ambiente de confianza con la comunidad para ser exitosos», dijo el comisionado Thomas Manger, jefe de la policía del condado de Montgomery, en Maryland, el cual alberga a varias de las ciudades dormitorio aledañas a la capital estadounidense en las que viven decenas de miles de centroamericanos, y en las que la MS13 ha estado presente desde finales de la década de 1990. «Seguir la 287G lastima nuestra habilidad de generar confianza y de hacer casos fuertes con los fiscales», apuntó.

«Para nosotros ha sido [una estrategia exitosa] generar identificaciones precisas de los pandilleros, de los líderes […] y a partir de ahí asignar policías a cada uno de ellos para recabar información y generar evidencia que nos permita condenarlos en las cortes», explicó el comisionado Timothy D. Sini, de la policía del condado de Suffolk en Nueva York, uno de los lugares más afectados por el resurgimiento de la violencia asociada a la MS13 en los últimos meses en Estados Unidos.

Según Sini, para perfilar a los pandilleros y a sus líderes es vital la información que recogen en la comunidad. De hecho, el policía pone esto, la recolección de inteligencia policial para la posterior construcción de casos exitosos en las cortes, como el pilar más importante de su estrategia.

La comunidad y la policía de Suffolk, explicó Sini, han tenido que afrontar desde el año pasado un aumento de homicidios atribuidos a la MS13. En un periodo de seis semanas, entre septiembre y octubre del año pasado, la pandilla asesinó con lujo de brutalidad a cinco adolescentes en la ciudad de Brentwood.

Los asesinatos de Brentwood se han convertido en el primer argumento de la administración Trump en su defensa de medidas de mano dura, incluida las deportaciones de migrantes indocumentados con o sin antecedentes de nexos pandilleros.

Sini explicó el miércoles a los senadores que sin la colaboración de las comunidades hispanas, en las que opera la MS13, no se hubiese podido detener a tres sospechosos de haber participado en algunos de los asesinatos de Brentwood. O de recabar la prueba que hoy los fiscales del distrito este de Nueva York han presentado a la corte para litigar un caso que, según supo InSight Crime de fuentes cercanas a las investigaciones, podrían incluir peticiones de pena de muerte.

El comisionado Scott Conley, detective de la policía de Chelsea, en Massachusetts, también destacó en la audiencia la importancia de la recolección de inteligencia en el combate integral a la MS13.

Conley mencionó a esa parte de la estrategia de su condado como fundamental en la construcción de un caso por crimen organizado que permitió condenar en 2016 a 61 miembros de la MS13 por 6 homicidios y 20 homicidios tentados en el área metropolitana de Boston, de la que Chelsea forma parte.

En el caso del condado de Montgomery, en Maryland, la inteligencia recabada en las comunidades también resultó esencial para lograr en 2007 las condenas de unos 20 pandilleros por media docena de homicidios. Entre los procesados en ese caso está el salvadoreño Saúl Ángel Turcios, alias Trece y jefe nacional de la MS13 encarcelado en El Salvador.

Sini, Conley y Manger fueron testigos en una audiencia sobre las amenazas que la MS13 representa para sus comunidades, convocada por el comité de seguridad interna y asuntos gubernamentales de la cámara alta del Congreso en Washington. La audiencia es una de 25 que el comité, presidido por el republicano Ron Johnson, ha convocado en los últimos meses sobre la seguridad fronteriza de Estados Unidos.

Nuevos reclutas

El senador Johnson inició la audiencia del miércoles con una sorpresa que pretendía poner a los menores centroamericanos indocumentados sin compañía (UAC por sus iniciales en inglés) en el centro del debate sobre la MS13.

En un documento introducido a última hora del martes al comité, Johnson asegura que un informante anónimo le contó que el 5 de julio de 2014 autoridades de la Patrulla Fronteriza identificaron, en Nogales, Arizona, al menos a 6 menores centroamericanos sin compañía que se confesaron miembros de la MS13.

De acuerdo al informante del senador, la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR por sus iniciales en inglés) actuó con negligencia al trasladar a esos supuestos pandilleros a centros de internamiento juveniles en Virginia, Washington, Texas, Nueva York y Oklahoma. El senador, no obstante, acepta que «no está claro» si los jóvenes fueron liberados después.

Fue Claire McCaskill, senadora por Missouri y subjefa del Comité por la Minoría Demócrata, quien bajó el fuego en el tema de los menores migrantes y llevó la discusión al lugar en el que luego la dejarían los policías: la afectación de las políticas de esta administración al combate a la MS13 en los condados.

McCaskill, quien fue fiscal antes de llegar al senado, consideró que estigmatizar a un grupo, como los menores migrantes o las comunidades hispanas, es contraproducente. «Me preocupa mucho que estos documentos se hayan publicado y los hayamos hecho parte del discurso público sin saber exactamente de qué se trata… Estos jóvenes están en nuestras comunidades y lo que hacemos con ellos impacta la voluntad de la gente de denunciar a los que son criminales», dijo la senadora.

El senador Johnson había recordado antes que de los 188.000 UAC detenidos entre 2012 y 2016, el 68 por ciento son hombres entre los 15 y los 17 años de edad, grupo al que varios departamentos de policía en Estados Unidos identifican como el más vulnerable para ser reclutado por las pandillas. Johnson, sin embargo, no dio un número exacto de supuestos miembros de la MS13 entre los UAC detenidos.

Los policías presentes en la audiencia coincidieron en que los menores indocumentados que llegan a las comunidades hispanas en Estados Unidos suelen ser presas fáciles para las pandillas. «Los UAC son vulnerables […] La mayoría son chicos buenos que han venido buscando una vida mejor, pero son vulnerables al reclutamiento […] Somos nosotros los que debemos proveerles el apoyo que necesitan, no la pandilla», dijo el comisionado Sini de Suffolk, Nueva York.

El comisionado Conley, de Chelsea, citó a un colega cuando una de las senadoras presentes le preguntó por la importancia de prevenir que jóvenes vulnerables se unan a las pandillas: «Si vamos a reaccionar a una crisis, seamos proactivos y reaccionemos antes, tratemos de prevenir la crisis».

Al respecto, dice el comisionado Manger de Maryland: «Los UAC son una oportunidad perfecta de reclutamiento para la pandilla; son jóvenes que no tienen ninguna de las redes de apoyo social que nosotros hemos tenido: la familia, la escuela, la iglesia […]”

Nuevas dinámicas

La tregua salvadoreña de 2012 mejoró la comunicación entre los líderes presos en El Salvador y miembros de la pandilla en ciudades como Washington, Boston y Nueva York. A diferencia de lo que ocurre en la costa oeste, donde la MS13 responde a otras organizaciones como la eMe o Mexican Mafia, en el este no hay liderazgos definidos, por lo que la palabra de la ranfla salvadoreña es más fuerte. Así resumieron los jefes policiales, en la audiencia del miércoles, algunas de las dinámicas y nuevas tendencias establecidas por la MS13 en la Costa Este de los Estados Unidos.

«La tregua entre la MS13 y el gobierno de El Salvador provocó un aumento de la violencia aquí», aseguró el comisionado Manger de Montgomery, Maryland. Es una afirmación que los policías estadounidenses, locales o federales, no suelen hacer con ligereza.

Desde El Salvador han llegado, entre otras, instrucciones de ampliar el reclutamiento en estas ciudades, tal como lo planteó InSight Crime el año pasado.

«Por primera vez estamos viendo una conexión directa de los jóvenes pandilleros con El Salvador», dijo el comisionado Sini de Suffolk al comité senatorial.

Conley explicó que, en Massachusetts, la mayoría de miembros de la MS13 no están tatuados y tienen trabajos.»Alguna vez, cuando hemos ido a arrestar a alguno a algún restaurante sus jefes se han mostrado extrañados y nos han dicho que son buenos trabajadores», contó el policía.

Conley y Sini coincidieron en que la MS13, en la Costa Este, no está definida por actividades criminales como el narcotráfico o la trata de personas. Para estos pandilleros, dice el detective de Chelsea, la violencia es muchas veces un fin en sí mismo y no un medio para ejecutar alguna acción criminal.

Sini explica así esta particular naturaleza de la pandilla según él la ha visto en los suburbios de Nueva York: «Existen para generar lealtades, si es necesario macheteando gente […] Cometen los actos más horribles […] decapitaciones […] en parte para mantener su reclutamiento activo». El policía, no obstante, adelanta que es muy posible que en un futuro cercano clicas más fortalecidas en la Costa Este busquen mayor participación en empresas regionales de narcotráfico.

La situación en el condado de Montgomery, en Maryland, es similar, pero ahí la extorsión ya empieza a ser una preocupación más fuerte. «Antes solo extorsionaban a negocios ilegítimos, como ventas ilegales de licor o burdeles, pero ya empezamos a ver extorsiones a negocios hispanos legítimos», explicó el jefe Manger.

La senadora Heidi Heitkamp, demócrata de Dakota del Norte, entiende que las deportaciones podrían estar atadas al incremento en la extorsión. «Deportarlos también significa mandar a algunos de los peores criminales a extorsionar en sus comunidades», consideró esta legisladora, para quien el problema de las pandillas no se resuelve sin «estabilizar» a los países del Triángulo Norte de Centroamérica, sobre todo a El Salvador.

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