Al Momento Sucesos

FNAMP en coordinación con la PMOP ejecutan dos operaciones de alto impacto en la capital

Tegucigalpa. Como parte de la fuerte operatividad que viene desarrollando la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP) bajo la coordinación de la Fiscalía Especial Contra el Crimen Organizado (FESCCO), en las últimas horas se han concretado dos operaciones que se venían siguiendo desde hace varias semanas a puro trabajo inteligencia.

La primera operación se desarrolló en el eje carretero de la CA-5, exactamente a la altura del Valle de Amarateca, donde se requirió al conductor de una rastra que trasladaba un fuerte cargamento de supuesta marihuana a la capital de la República.

Seguidamente se activaron otras unidades especiales de la FNAMP, quienes a la altura de la colonia El Álamo de la capital ubicaron a un segundo implicado en el caso.

Los capturados fueron identificados como Luis Felipe Iraheta Guevara, de 38 años (conductor de la rastra), y Mario Antonio Figueroa Hernández, de 28 años, conocido en el mundo criminal con el alias de El Goti.

Según las investigaciones, ambos operan en nombre de la organización criminal Pandilla 18 y se dedican al traslado de drogas hacia la capital.

Agentes que participaron en la operación contabilizaron más de mil paquetes de supuesta marihuana, los que venían ocultos en el contenedor de la rastra con procedencia de la zona norte del país.

Campamento desmantelado

De forma simultánea se desarrollaba otra operación en una zona montañosa de la aldea Las Flores, de Francisco Morazán, donde se ubicó un campamento clandestino de adiestramientos de gatilleros de la organización criminal Mara Salvatrucha.

En el lugar se logró capturar a dos miembros de esta estructura criminal, identificados como Luis Fernando Martínez Valladares, de 27 años, conocido en el mundo criminal con el alias de El Diablo, y Jarlin Gustavo Flores Iscano, de 19 años, conocido criminalmente con el alias de Tavo.

Ambos custodiaban el campamento, el cual contaba con tiendas de campaña improvisadas, colchonetas, víveres alimenticios y varios botellones de agua, lo que refleja de una forma clara las capacidades que han alcanzado estas organizaciones criminales para asentarse en estas zonas remotas para operar en total clandestinidad.

En el lugar se encontraron varios fusiles de asalto, armas cortas, una escopeta y munición de todos los calibres, con los cuales montaban sus jornadas de adiestramiento y a la vez resguardaban el campamento ante cualquier tipo de amenaza que sintieran; asimismo, contaban con binoculares y otro tipo de equipo propio para la vigilancia en la zona.

Agentes que participaron en la operación indicaron que esta organización criminal trataba de especializar en tácticas de tiro en el menor tiempo posible a sus miembros, con la finalidad de utilizarlos en los ataques armados que generan en la ciudad, entre ellos los atentados en contra de operarios del sector transporte e integrantes de bandas rivales.

La clandestinidad del campamento les permitía hacer prácticas de tiro de forma permanente y así no generar malestar e incertidumbre entre los pobladores de la zona, tomando en cuenta que no habían vecinos en sus cercanías.

Asimismo, los dueños de estas tierras no han de tener el conocimiento debido sobre las operaciones criminales que desarrollan estas organizaciones, que llegan a tomar posesión de estos lugares por la fuerza y las armas.

Unidades de inteligencia revelaron que este punto también funcionaba como centro de recolección de extorsión, además de ser uno de los campos preparados para mantener la droga que era distribuida en la capital; en el lugar se encontraron, al interior de una bolsa de color negro, varios paquetes que contienen supuesta marihuana.

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