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Presidente Hernández en celebración de la Independencia: “Vamos por buen camino en la lucha contra la pandemia y en la recuperación económica, pero no podemos bajar la guardia”

Tegucigalpa. En la celebración del 199 aniversario de Independencia, el presidente Juan Orlando Hernández resaltó hoy que “vamos por buen camino en la lucha contra la pandemia (de covid-19), así como en la recuperación económica, pero no podemos bajar la guardia, no podemos relajarnos”.

El mandatario, quien presidió el acto cívico que se desarrolló en el Campo de Parada Marte, reiteró su reconocimiento a los héroes nacionales que están en primera fila haciéndole frente a la pandemia del covid-19.

En su discurso, Hernández destacó los logros sustanciales de su Administración en materia de salud, generación de empleos, seguridad y lucha contra el narcotráfico, entre otros.

También destacó las medidas de apoyo a las mipymes, el financiamiento de Agrocrédito 8.7 para los productores del campo y la entrega del Bono Cafetalero para más de 90.000 familias.

A continuación el discurso íntegro del presidente Hernández:

Hermanos y hermanas hondureñas, amigos de Honduras que nos acompañan presencialmente y a través de esta transmisión, tengan todos buenas tardes.

Celebramos 199 años de Independencia y estamos rumbo al Bicentenario, 200 años de independencia del Reino de España. Hace dos siglos, próceres como José Cecilio del Valle, Francisco Morazán y José Trinidad Cabañas, soñaban con una nación independiente y una Centroamérica unida, con un territorio propio.

La misma tierra por la que también pelearon antes durante la conquista el cacique Lempira y otros guerreros como Cicumba, Entepica y Copan Galel, que no dudaron en derramar su sangre en defensa de la patria.

En la actualidad pasamos por uno de los periodos más difíciles de la humanidad entera, que nos obliga a celebrar de manera diferente nuestra fiesta nacional, pero nunca podemos dejar de recordar con orgullo el esfuerzo de quienes nos heredaron esta tierra bendita, y es ahora en esta emergencia de salud que vuelven a surgir otros héroes dispuestos a arriesgar su vida por la de sus compatriotas, por un país que los vio nacer.

En esta batalla contra la peor crisis de los últimos 100 años, en esa lucha por independizarnos por eso que nos afecta tanto como esta pandemia, también existen héroes anónimos que libran una dura lucha contra el enemigo invisible, el covid-19 que detuvo al mundo y cambió nuestra forma normal de vivir.

Quiero hacer un reconocimiento con profundo respeto y agradecimiento a nuestros héroes que han estado ahí, de frente, sin miedo: médicos, enfermeras, laboratoristas, a todo el personal auxiliar de salud, bomberos, Copeco, nuestras fuerzas del orden: Fuerzas Armadas, Policía Nacional, y a todos los servidores públicos que siguen cuidando de nuestra salud y nuestra seguridad; estos son los nuevos héroes de nuestra nación.

Existen también hoy otro tipo de héroes, los que a veces pasan inadvertidos, aquellos que desde el campo nunca se detuvieron y han seguido trabajando para asegurar que nuestro pueblo disponga de los alimentos necesarios para llevarlos a nuestras mesas.

También al vendedor que desde el puesto en el mercado, los supermercados, las pulperías, las farmacias, los que entregan a domicilio, los que limpian nuestras calles; a todos ellos nuestro agradecimiento eterno, porque, igual que los padres de la patria, ustedes también serán recordados cuando en los libros de historia se relate cómo un virus hizo cambiar a la humanidad.

Nuestra conducta y nuestros actos serán recordados para siempre como la generación que mantuvo a Honduras a flote en medio de una terrible tormenta, como la generación que condujo el barco ante esa terrible tempestad.

De cada uno de nosotros depende cómo se nos recordará en esta parte de la historia del país, y estoy seguro que unidos en un solo esfuerzo pronto habremos logrado recuperar nuestra economía, y mientras llegue la tan esperada vacuna, tendremos que convivir con el virus cuidándonos lo más posible.

Y lo estamos logrando. Unidos la mayor parte de la hondureñidad nos hemos hecho un solo nudo para encontrar los caminos y consensos que nos lleven a la reconstrucción del país.

Nuestro sistema de salud no colapsó, tuvimos duros momentos con algunos hospitales que sobrepasaron su capacidad, pero creamos el programa Fuerza Honduras, que hoy tiene presencia en los 298 municipios del país con centros de estabilización o triajes en los que se brinda atención primaria, con tratamientos, pruebas de laboratorio, oxígeno y la coordinación con los hospitales del sistema de salud en los casos en que es necesaria la remisión, logrando reducir de manera dramática la ocupación hospitalaria, agilizando la atención primaria, expandiendo el sistema de salud y, con ello, salvando vidas.

Igualmente las brigadas de salud que van casa a casa por todo el país acorralando el virus, y lo que evitó que se diera lo que vimos en otros países, en donde las personas fallecían en las calles… Pero aquí gracias a Dios no fue así, no tuvimos esas tristes escenas, porque tomamos decisiones oportunas.

Hoy los hospitales tienen suficiente capacidad de atención, lo que nos permite abrir la economía poco a poco.

Algunos vaticinaron que el hambre crearía una crisis grave, obligando a la gente a salir a las calles en una explosión social…, pero creamos el programa Honduras Solidaria que llevó alimentos a más de tres millones de hondureños, en una operación logística jamás antes vista en el país.

Llevamos alimentos a miles de familias en mayor necesidad, entregando raciones de alimentos, material de limpieza y mascarillas… Somos el único país de la región que ha entregado más de nueve millones de mascarillas reutilizables totalmente gratuitas a la población para su protección.

Vamos por buen camino en la lucha contra la pandemia, así como en la recuperación económica, pero no podemos bajar la guardia, no podemos relajarnos, porque esto no ha terminado; la mejor vacuna que tenemos hoy es la de cuidar nuestra salud, la de nuestra familia, y la salud del prójimo.

Desde el día uno creamos mesas de trabajo con todos los sectores para buscar salidas en conjunto ante la grave crisis que sabíamos vendría. Esas mesas han dado resultados como los fondos de garantía de apoyo a las mipymes, Agrocrédito 8.7 para nuestros hombres y mujeres del campo, el Bono Cafetalero para más de 90.000 familias, que a pesar de la crisis hoy tendremos una de las mejores cosechas de café.

Más de un millón de hondureños irán a trabajar cortando café y en tareas de con éxito y otro medio millón más indirectamente se van a beneficiar, pero tenemos que usar la vacuna que está a nuestra disposición y es cuidarnos, usar la medidas de bioseguridad. Eso traerá muchas divisas al país, pero tenemos que cuidarnos.

Más de 250.000 empleados fueron suspendidos y, sin embargo, recibieron el Bono Solidario de 6.000 lempiras en un trabajo en conjunto entre el Gobierno, la empresa privada, el RAP y la maquila.

Seguimos trabajando en nuevas iniciativas productivas en equipo con los sectores económicos del país, para apoyar a los que generan más del 70% de los empleos en el país, el motor de nuestra economía, la micro, pequeña y mediana empresa.

El turismo y los restaurantes han tenido que cerrar absolutamente, pero no ha sido culpa de esos emprendedores no cumplir con sus obligaciones. Por lo tanto, todos tenemos que salir al rescate de ellos; son los que más empleos generan y por eso estoy seguro que con la buena voluntad, con la mano puesta en el corazón, en la conciencia, los banqueros, cooperativistas, líderes de la financieras, la Comisión de Banca y Seguros, el Banco Central de Honduras, Congreso Nacional y nosotros, vamos a llegar acuerdos.

Por eso vicepresidenta, Gladys Aurora, y a la distancia a todos los diputados y al presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, decirles que los hondureños confiamos en su liderazgo, que sé que nos van ayudar a construir esos acuerdos para la gran mayoría de los hondureños para empezar con paso firme la reactivación económica, y sé también que el liderazgo de Oliva estará en ejercicio en la construcción de las reformas electorales para seguir en la ruta de una democracia fuerte, vibrante y que nos traiga nuevas autoridades a nivel de presidentes, alcaldes y diputados.

Presidente Oliva y diputados, nuestro reconocimiento a la distancia.

Somos la generación que le ha tocado enfrentarse a dos grandes males. A los dos enemigos más poderosos en la vida de la República. Uno de ellos es el cáncer de la violencia que durante décadas operó con impunidad en nuestro país, arrebatándonos miles de vidas, y hoy en día seguimos luchando contra el enemigo de la criminalidad, del narcotráfico, el crimen organizado, y además nos enfrentamos a otro mortal adversario: el covid-19.

La pandemia ha amenazado con detener nuestras vidas, ha parado nuestra economía y el contacto con nuestro seres queridos; desafortunadamente, seguimos luchando contra la delincuencia, los delincuentes siempre se reinventan para realizar sus actos ilegales. Sin embargo, nuestras fuerzas del orden no se han detenido y en medio de la emergencia realizan una labor extraordinaria, arriesgando sus vidas para dar seguridad y tranquilidad a la población.

Hoy más que nunca el compromiso de las fuerzas de seguridad y justicia es más fuerte, y aquí ante su presencia, en nombre de todo un pueblo, les doy las gracias, porque logramos éxitos que a muchos países les costó más de 20 años, a nosotros nos costó menos de cinco años.

Hermanos y hermanas hondureños. Prohibido olvidar que dejamos de ser el país más violento de la tierra para no figurar más, ni en la lista de los 10 más peligrosos, y eso es un hecho, no son palabras. Es un hecho que no lo puede negar nadie, es un trabajo que se ha ganado a pulso el pueblo hondureño que sufrió la vorágine de la criminalidad. En algún momento del pasado llegamos a ser, para algunos, un país perdido, un narco Estado donde el crimen penetró los diferentes sectores de la sociedad.

Ahora eso es historia. Algunos lo quieren negar, solo por llevar agua a su molino; en campañas en contra del mismo pueblo tratan de esconder lo que para el pueblo es un hecho. El enorme avance que hemos tenido en esta lucha contra la criminalidad es una realidad que es prohibido olvidar, porque los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.

Recuerden que hace solo siete años aquí los asesinatos, los secuestros, los robos de vehículos, inclusive mataban a la gente por robarle un celular. La Policía era temida, porque algunos de ellos habían caído en manos del crimen organizado, los narcotraficantes dominaban a sus anchas zonas del país…

Hoy Honduras ha logrado reducir el número de muertes violentas casi en más de un 60%, esas son las proyecciones para cerrar este año.

Honduras ha logrado reducir el número de muertes violentas de acuerdo a las proyecciones preliminares en casi un 60% logrando así dejar atrás la pesadilla, la noche oscura que nos dejaron los que no entendieron que la vida y la seguridad de los hondureños son sagradas; estos incluso hasta llegaron a confabularse con el mundo criminal y en algunos casos miraron a otro lado y dejaron de ver el sufrimiento de un pueblo que como todo ser humano tiene derecho a su libertad, a vivir en paz y tranquilidad.

Hemos salvado cientos de miles de vidas con estos hechos, porque para nosotros la vida de cada hondureño es sagrada. ¿Y que pasó?, ¿cómo los hondureños logramos estos hechos? Bueno, hicimos lo que nadie más se había atrevido a hacer: nuestro Gobierno estructuró un plan y lo seguimos a cabalidad con la ayuda de países amigos como Estados Unidos, Colombia e Israel y otros amigos de Centroamérica.

Reforzamos el Poder Judicial, cerramos antiguas cárceles que eran escuelas del crimen y construimos modernos centros de máxima seguridad. Se transformó la Policía Nacional, tarea que muchos rehuyeron. Hoy nuestra Policía está capacitada, organizada y estructurada con nuevas y eficientes unidades. Tenemos una Policía que jamás la habíamos tenido en la historia.

Mientras reestructurábamos la Policía, se creó la Policía Militar del Orden Público, ante la oposición de esos pequeños grupos que se oponen a todo, sin importarles el bienestar del pueblo que hoy tiene a esta institución como una de las más queridas.

Hoy el pueblo hondureño tiene a la Policía Militar, al igual que la Policía Nacional, como sus entes de seguridad y defensa más respetados.

A la Policía Nacional, muchas gracias; a las Fuerzas Armadas, muchas gracias; a la Policía Militar de Orden Público, muchas gracias por salir adelante poniendo el pecho, arriesgando sus vidas a favor del pueblo hondureño.

Los organismos que están en la Constitución protegidos por una mayoría calificada tienen mayor posibilidad de mantenerse en el tiempo; por eso, a la distancia a los diputados: no olviden que les mandé hace ya varios años un proyecto de ley para blindar la Policía Militar de Orden Público para que los enemigos de la seguridad del pueblo hondureño no vayan a destruirla.

Con todas estas fuerzas creadas y reforzadas, por primera vez en la historia, le hicimos frente a las temibles estructuras criminales organizadas, temibles y sanguinarias, con el músculo y el poder económico suficiente para desestabilizar un país, pero los detuvimos, lo hicimos sin miedo, sabiendo a lo que nos enfrentábamos, a seres sin escrúpulos… los perseguimos, los encarcelamos, los extraditamos, destruimos sus pistas, sus narcolaboratorios, incautamos cantidades enormes de droga… violentaron la ley y mintieron siempre, y hoy siguen mintiendo y usando su dinero sucio para comprar aliados. Harán cualquier cosa para librarse de las penas que merecen y que van a pagar, aquí en este país o en otro, pero que se entienda bien y se escuche muy claro: no vamos a dar nunca un paso atrás en esta lucha, jamás. Y lo hacemos porque es lo justo para Honduras.

Les quitamos ese yugo de paso a paso y por eso hoy en el Día de la Independencia también tenemos que mencionar estos hechos heroicos del pueblo hondureño en su historia. Y quiero hacer un aparte, quiero contarles una anécdota de cómo inicié esta lucha, que muchos me dijeron no hiciera, que tuviera cuidado, amigos y hasta expresidentes me lo advirtieron, porque una vez que esta lucha empieza no se sabe cómo ni cuándo va a terminar. Eso me decían.

Pero nuestro compromiso siempre fue recuperar la paz y tranquilidad y el buen nombre a un pueblo que ha sufrido demasiado, que me dio a la vez la fortaleza para hacer lo que se tenía que hacer, a pesar del costo que nos ha traído en lo personal y familiar.

Y fíjense ustedes que hoy en día somos calumniados y atacados nacional e internacionalmente por estos criminales que mienten y lo hacen por venganza y buscar reducir sus penas; incluso hay otros que atacan simplemente porque reflejan su miseria humana, porque perversamente gozan y creen beneficiarse de hacerle daño a Honduras.

Por ejemplo, los ataques a instituciones nobles como nuestras iglesias, Fuerzas Armadas y Policía Nacional, que en esta pandemia han atendido generosamente a cientos de miles de familias, en los valles, las montañas, cruzando ríos, en fin, en todos los rincones de Honduras.

General Moreno Coello y general Morán: dígale a los soldados y policías de Honduras que los buenos somos más y que el respeto por la labor que ustedes han hecho en el combate a la criminalidad y en las acciones humanitarias en el ataque a la pandemia se ha convertido en gratitud y cariño de parte del pueblo hondureño a sus Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional. No olviden nunca que los buenos somos más y la gran mayoría del pueblo hondureño no solamente les respeta y les tiene afecto, es el cariño porque han entregado sus vidas y otros las han arriesgado sus familias por el bien del pueblo hondureño.

Los hechos hablan por sí solos. Aquí estoy, aquí estamos y seguiremos hasta el final con la frente en alto y orgullosos del trabajo realizado.

Queridos compatriotas, en estos casi 200 años de independencia han sucedido muchas cosas, buenas y malas, como guerras civiles, luchas armadas entre hermanos, con países vecinos, graves conflictos políticos, desastres naturales, crisis económicas… ahora es el covid-19, pero, como lo demuestra nuestra historia, si nos unimos todos los hondureños somos capaces de superar cualquier adversidad, siempre y cuando estemos de la mano de Dios.

En nuestro país pasan y han pasado más cosas buenas que malas, somos un país relativamente joven, con una democracia todavía en construcción y tenemos que empezar a amar más a esta tierra.

Esto es lo que tenemos, no tenemos más; es aquí donde nacieron nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros hijos, nietos, y es aquí donde descansaremos al final de nuestros días. Tenemos una obligación moral con la patria, no podemos seguir destruyéndola por beneficios e intereses egoístas.

No podemos seguir dividiendo nuestra sociedad entre los que están conmigo y los que están contra mí, solo por pensar diferente.

Todos somos hermanos, somos hijos de una misma madre llamada Honduras, vivimos bajo el mismo cielo, respiramos el mismo aire y tenemos el mismo origen.

Siempre, siempre, hay más cosas buenas que malas, más para sonreír que para lamentarnos, es así; aun en medio de esta crisis, vamos a hacer un esfuerzo por dejar el pesimismo de lado y jalar la carreta todos juntos… lo bueno está ahí, véanlo, no se tapen los ojos ustedes mismos, está en el productor del campo, en la vendedora de tortillas, en los sueños de los emprendedores que creen en que aquí, no en otro lado, van a cumplir sus sueños a pesar de las dificultades que enfrentamos hoy en día; está en los médicos que han salvado miles de vidas con su trabajo y creando los tratamientos MAIZ Y CATRACHO que son objeto de estudio de la comunidad científica internacional.

Está en el gran empresario que apuesta por el país, está en las mejores carreteras de Centroamérica, que hoy conectan el Atlántico con el Pacífico, en tan solo 6 horas está en las playas más bellas del mundo, en los aeropuertos, en los puertos, en las aduanas, en la infraestructura que se ha levantado como nunca en los últimos 50 años. Hechos y no palabras. Esta es la Honduras con hechos y hechos para todos.

Está en nuestras culturas milenarias, está en la solidaridad del pueblo hondureño que llega por medio de un techo, un filtro de agua, de un ecofogón, de un piso y a veces una casa.

Lo bueno, lo mejor de nosotros, está en una sonrisa de agradecimiento, de esperanza… ahí, ahí, están las cosas buenas, ahí está la Honduras por la que vale la pena luchar y por la que no dejaremos de hacerlo nunca, hasta el último día que nos permita Dios en esta tierra… desde la trinchera que nos toque.

Decía Nelson Mandela: “Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz”.

Esos son los héroes con los que hoy cuenta Honduras y de los que necesita que todos y cada uno de nosotros nos convirtamos, en uno de los momentos más difíciles y obscuros de nuestra historia. Celebremos nuestra Independencia con el respeto debido, honremos a nuestros héroes de ayer y de hoy, a los que ya no están, a los que perdieron la batalla contra el covid.

Honduras está de luto, hemos perdido muchos compatriotas frente este enemigo, y quiero recordar a uno de estos tantos héroes que perdió su vida frente a la pandemia…el cantautor nacional Romeo Irías, escritor de una de las más bellas canciones de amor a Honduras ¨Esta tierra mía¨, en donde en una parte su letra menciona que esta tierra es buena con quien la quiere.

Si no se le quiere, se le extorsiona, nos lo dijo Romeo Irías. No extorsionemos más a nuestra Honduras, vamos a quererla, vamos a cuidarla, es hoy o nunca que podemos unidos levantar una nueva hondureñidad, más humana, más viva, más cálida.

¡Bendiga dios esta tierra prodigiosa! ¡Viva Honduras, nuestra patria querida!

¡Que Dios la bendiga y un abrazo al pueblo hondureño en este Día de la Independencia!

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