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Élites de Centroamérica parecen no tener miedo a ser juzgadas

Después de que Estados Unidos acusó a una de las familias más poderosas de Honduras de blanqueo de dinero, parecería lógico suponer que otras élites corruptas estarían temiendo ser las siguientes. Sin embargo, fuentes consultadas por InSight Crime dicen que esta lógica no siempre prevalece entre las familias centroamericanas que al parecer tienen vínculos con el crimen organizado.

En el mes de octubre, Estados Unidos conmocionó a Honduras—y a toda la región—, cuando dio a conocer la acusación contra Jaime Rosenthal, su hijo Yani Rosenthal, su sobrino Yankel Rosenthal y el abogado de la empresa familiar, Andrés Acosta García.

Yankel Rosenthal se encuentra bajo custodia en una cárcel de Estados Unidos. Al parecer, Yani también se encuentra bajo custodia. Estados Unidos podría emitir una orden de arresto contra los otros dos en cualquier momento, y porían ser extraditados, en caso de que sean capturados.

En un hecho sin precedentes, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos también sancionó al banco de los Rosenthal, Banco Continental (entre otras empresas familiares), que fue liquidado por el gobierno de Honduras unos días más tarde.

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Estos son los primeros cargos de este tipo imputados a élites de tan alto nivel en Centroamérica. Dueña de decenas de empresas, que incluyen desde agronegocios hasta compañías de seguros, la familia Rosenthal es una de las más ricas de Centroamérica. Tiene además bastante poder en el principal partido político de la oposición en Honduras, el Partido Liberal.

La imprecisión de la acusación (pdf) y la amplia jurisdicción de las cortes de Estados Unidos permiten que muchas otras empresas queden expuestas a cargos similares. La acusación dice lo siguiente:

Los acusados… en un delito que implica y afecta el comercio interestatal y extranjero, sabiendo que las propiedades involucradas en ciertas transacciones financieras representaban ganancias de algún tipo de actividad ilegal, condujo y trató de llevar a cabo tales transacciones financieras que en realidad involucraban el producto específico de actividad ilegal.

En otras palabras, la familia tenía conocimiento previo de que el dinero que entraba en sus negocios provenía de actividades relacionadas con la corrupción y los «narcóticos».

La obvia defensa de los Rosenthal consiste en decir que no tenían ningún conocimiento previo de ello. Y eso es exactamente lo que Jaime Rosenthal y su hija Patricia dijeron en junio de 2015, cuando InSight Crime les preguntó sobre lo que entonces era sólo una especulación.

Los Rosenthal también adujeron que carecían de los recursos necesarios para investigar adecuadamente a sus clientes y detectar a los que estuvieran vinculados a actividades sospechosas.

La acusación también se puede interpretar como una amenaza para otras élites vinculadas a las redes del crimen organizado en la región.

«Creo que este asunto de la familia Rosenthal es bastante delicado e impactará en el futuro algunos aspectos de la economía de Honduras», dijo en un correo electrónico dirigido a InSight Crime Eduardo Facusse, expresidente de COHEP (Consejo Hondureño de la Empresa Privada), la más poderosa asociación empresarial de Honduras.

Varios analistas y miembros de las élites consultados por InSight Crime consideran que la investigación sobre los Rosenthal es más un caso aislado, en vez de representar el principio de una cadena de investigaciones contra personajes poderosos centroamericanos vinculados al crimen organizado.

Michael Shifter, presidente del centro de políticas Diálogo Interamericano, una organización ubicada en Washington que trabaja en estrecha colaboración con las élites de toda la región, está de acuerdo con esta opinión.

«Es un precedente de que la impunidad total podría estar llegando a su fin», dijo Shifter.
Sin embargo, Shifter y otros analistas dicen que no todas las élites de Centroamérica van a reaccionar de la misma manera. Shifter señaló que algunas pueden argumentar que Estados Unidos está siendo hipócrita, dada la posición de Estados Unidos frente a casos de corrupción y lavado de dinero dentro de sus propias fronteras, como el hecho de que a los grandes bancos sólo se les haya dado una reprimenda relativamente leve por blanquear dinero de los carteles de la droga.

«Cualquiera que sea la verdad, habrá sectores de élite que verán esto como un doble rasero y así será como lo interpretarán», dijo Shifter. «Estados Unidos no puede resolver su propio problema —así lo entenderán—».

La frustración de Estados Unidos por la falta de avances contra el crimen y la corrupción en Centroamérica ha estado creciendo. Para citar sólo un ejemplo, Estados Unidos está muy a favor de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), organismo apoyado por las Naciones Unidas. Junto con el Ministerio Público de Guatemala, la CICIG ayudó a que el presidente y la vicepresidenta se vieran obligados a renunciar debido a un caso de corrupción.

Aun así, varios analistas y miembros de las élites consultados por InSight Crime consideran que la investigación sobre los Rosenthal es más un caso aislado, en vez de representar el principio de una cadena de investigaciones contra personajes poderosos centroamericanos vinculados al crimen organizado.

Hugo Noé Pino, director ejecutivo del ICEFI (Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales), dice que otras empresas se sienten «más seguras» porque creen que Estados Unidos no continuará alterando el precario equilibrio económico de la región. Las acciones contra la familia Rosenthal podrían dejar como resultado miles de desempleados y reducir en tres por ciento el producto interno bruto de Honduras, dijo Noé Pino.

«El impacto en el país ha tenido tanto efecto multiplicador, parte no esperado por las autoridades de los Estados Unidos», explicó Noé Pino. «[Así] que no creo que haya, por el momento, más anuncios similares. Pero el mensaje es claro».
Aun así, donde algunos ven caos, otros ven oportunidades. Dionisio Gutiérrez, director de Multi Inversiones (conocido por su cadena de comida rápida Pollo Campero), quien ha enfrentado recriminaciones públicas por parte de enemigos políticos, dijo que la región podría beneficiarse de la presión internacional.

«Veo la reacción en Guatemala con la ayuda de la CICIG, y las reacciones en Honduras y El Salvador, como grandes oportunidades que se esperaban desde hace mucho tiempo», le dijo a InSight Crime en un correo electrónico.

«Esta región necesita ejercer la ley e imponer graves castigos para todos aquellos que han cometido delitos, transgredido la ley o violado el sistema democrático. Pero esto debe hacerse sin una agenda ideológica y sin todos los prejuicios que han hecho de Centroamérica una región tan compleja».

Sin embargo, existen pocos precedentes que sugieran que las élites centroamericanas serán tratadas de igual manera como lo sugiere Gutiérrez. Sin duda, Noé Pino percibe un escenario ligeramente diferente en el que otras élites sacarán provecho de la acción de Estados Unidos y Honduras contra los Rosenthal.

«Este es un golpe muy fuerte para los Rosenthal, y en algún sector de la élite económica de Honduras pareciera la intención de hacer leña del árbol caído», dijo.

Entre tanto, el caso de Estados Unidos contra los Rosenthal continúa acumulando víctimas: como los activos de los Rosenthal fueron congelados, al parecer los cocodrilos de una granja de fabricación de cuero perteneciente a la familia están aguantando hambre.

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