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Misión cumplida, dice Comisión Depuradora de la Policía

Tegucigalpa.- La prioridad de las nuevas autoridades del Gobierno y de la Secretaría de Seguridad debe ser continuar la depuración de la Policía Nacional, pues ésta no tiene retroceso, es permanente y sostenible.

Así lo sugirieron hoy los miembros de la Comisión Especial para la Depuración y Transformación de la Policía Nacional, a pocos días de dejar el cargo (el próximo 20 de enero) luego de desempeñarlo por 21 meses, período durante el cual fueron depurados unos 4,500 elementos de la entidad.

«Misión cumplida», afirmaron.

La Comisión depuradora saliente está integrada por Omar Rivera, Vilma Morales, Alberto Solórzano y como asesor Carlos Hernández, representante de Transparencia Internacional Honduras.

Todos comparecieron este lunes en un foro de televisión para relatar sus vivencias y los riesgos que tuvieron que afrontar a lo largo del desempeño de esa tarea encomendada por el presidente Juan Orlando Hernández.

La Comisión fue creada a través de un decreto de emergencia aprobado por unanimidad por el Congreso Nacional el 11 de abril de 2016.

Luego los miembros de la nueva entidad fueron juramentados por el gobernante Hernández.

La misión trascendental de la Comisión fue dejar sentadas las bases para una nueva Policía Nacional, luego de un proceso de limpieza a todo nivel que tuvo la institución, la que poco a poco ha ido recobrando la credibilidad del pueblo hondureño, destacaron los integrantes del órgano depurador.

Verdad

Para Omar Rivera, “era necesario decirle la verdad al pueblo hondureño, pues aquí mucho empresario, mucho marero y narcotraficante se beneficiaron de la corrupción policial”.

Al respecto, afirmó que “no se crea que sólo los policías depurados son los que andan con el corazón partido. Aquí hay otros sectores que se beneficiaron de la corrupción policial, como empresarios y políticos”.

Comentó que “el proceso de profilaxis golpeó a una especie de consorcio que delinquía de manera irrefrenable, es decir, sin obstáculo alguno”.

Rivera señaló que “eso fue lo que pretendimos nosotros revertir, porque aquí antes de ejecutar un acto concreto se necesitaba una nueva mística en la gestión de la Policía”.

“Lo primero que hicimos es dejar en claro que quien lo había hecho o la estaba haciendo la tenía que pagar”, añadió.

“Para ello les quitamos el uniforme, el arma de reglamento, la patrulla y desconectarlos con el sistema de radiocomunicación que les permitía conocer dónde se iba a ejecutar un operativo”, subrayó.

De acuerdo al analista, “una persona que se revuelca en el fango, que se mancha las manos con sangre junto a los delincuentes, no merece ser policía, mejor que se dedique a la actividad criminal”.

Proceso

Vilma Morales recordó que la “depuración policial se llevó a cabo en un marco de un decreto de emergencia que a esta fecha está vigente”.

“Se dieron facultades, potestades y atribuciones claras a la Comisión en el marco de la reestructuración policial y también en el marco del artículo 129 de la Constitución de la República”, dijo.

“Tenemos que entender que siempre estuvo fijado el debido proceso en todo el escenario de esta restructuración”, agregó.

En ese sentido, sostuvo que “hay que diferenciar las causas por las cuales un policía salió de la institución, bajo los mecanismo de una separación o un despido, pero el cual ameritó definitivamente llevar a cabo las audiencias de descargos hasta tomar la decisión de separar a un elemento”.

“De esos casos se dieron muchos a lo largo del proceso de depuración y restructuración policial”, agregó.

No obstante, Morales destacó que “el principal fundamento de esta restructuración fue el hecho de haber permitido a esta Comisión la potestad de reorganizar la Policía Nacional”.

“Eso demandó la creación de un nuevo organigrama, con nuevos perfiles y nuevos procesos que establecían la idoneidad de un miembro para determinada estructura”, remarcó.

Magnitud

Por su parte, Carlos Hernández comentó que “evidentemente el pueblo sabía de la existencia de la corrupción en la Policía; nosotros, después de cinco años de investigar esa institución, nos sorprendimos de lo que encontramos ahí”.

“No habíamos dimensionado la magnitud de la corrupción que había en esa institución, pese a que ya por lo menos tres informes de organismos internacionales habían denunciado la situación”, dijo.

“A veces me daba pena denunciar esa situación ante la comunidad internacional, pues encontramos en la Policía Nacional sicariato, narcotráfico, mareros plenamente identificados de la ‘18’, la ´MS 13’, y no de la escala básica, sino de los altos mandos”, reveló.

“Fue por eso que tomamos la decisión de restructurar la Policía y lo que hicimos bajo un esquema que nos permitiera actuar con justicia, tras analizar los informes procedentes de diferentes operadores, como el Ministerio Público (MP), Tribunal Superior de Cuentas (TSC) e Inteligencia del Estado, entre otros”, precisó.

“Debido a ello se tomaron decisiones inmediatas, pues no había tiempo para otras cosas, tal como fue aprobado el decreto de emergencia”, apuntó.

Emergencia

De igual forma, el presidente de la Confraternidad Evangélica de Honduras, pastor Alberto Solórzano, relató que se sorprendió del grado de emergencia en que se encontraba la Policía Nacional.

“Se llegó al extremo de cerrar la Policía; a veces los hondureños están conscientes de lo mal que están las cosas, pero no todo mundo está dispuesto a enfrentarlas”, afirmó el religioso.

“Lo que encontramos realmente nos sorprendió aunque desde afuera uno tenía una idea de cómo estaba la entidad”, indicó.

En ese sentido, Solórzano reveló que “dentro de la Policía había gente dedicada exclusivamente a blanquear o limpiar los expedientes de los oficiales y agentes”.

“Ahí todo mundo tenía méritos y reconocimientos por una u otra acción, pero cuando empezamos a cotejar información reconstruimos perfiles de alguna gente para tomar decisiones”, manifestó.

“Uno de los que estaba como jefe de los archivos de la Policía era marero, pero uniformado”, afirmó.

“También encontramos un manoseo extraordinario de la documentación, hasta había planillas con las que se pagaba a gente que estaba presa en las cárceles del país”, añadió.

Todos los miembros de la Comisión reconocieron que la Policía Nacional no queda químicamente pura, pero sÍ dejan las bases para una nueva institución que sea digna de confianza de la sociedad hondureña. “Misión cumplida”, dijeron.

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