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Niñez infractora en Honduras recibe justicia restaurativa

Tegucigalpa. La aplicación de justicia juvenil en Honduras, durante los últimos tres años ha dejado de ser punitiva para convertirse en una oportunidad de desarrollo humano.

En especial para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes menores de 18 años que han entrado en conflicto con la Ley.

En el país, operan cuatro Centros Pedagógicos de Internamiento; Renaciendo, Extensión Renaciendo y Sagrado Corazón de María, ubicados en el Distrito Central, Jalteva, en Cedros y El Carmen, en San Pedro Sula.

Además del Programa de Atención a Medidas Sustitutivas a la Privación de la Libertad, dependientes del Instituto Nacional para la Atención a Menores Infractores (INAMI).

Justicia Especializada

En los últimos años, el INAMI reporta una reducción del 60% en la población privada de libertad y un aumento del 50% de niños y niñas atendidos en sus comunidades de origen, con el apoyo de instituciones prestadoras de servicios, gobiernos locales, iglesias, sociedad civil, cooperantes y operadores de justicia.

Cifras por año

En 2017, los centros de internamiento alojaban a 551 niños y niñas, en el 2018 la población fue de 421 infantes; en 2019 se cerró con 343 menores infractores; en 2020 se registró 274 internos, y hasta marzo de 2021 se contabilizaron 257 infantes en condición de internamiento.

Mientras el Programa de Medidas Sustitutivas a la Privación de Libertad en 2017 registró 590 atenciones en medio abierto, en 2018 se escalonó a 1.045 intervenciones, en 2019 se alcanzaron 1.374 asistencias y en 2021 se atienden 1.390 niños y niñas.

Los menores reciben servicios educativos, salud, asesoría legal y otros servicios provistos por Hogares CREA, Casa Alianza, Proyecto Victoria, Fundación Pan, Techo y Trabajo e instituciones de Gobierno.

Reinserción Social

Un pilar para lograr la reinserción social del niño y niña infractores de la ley, es la restitución de sus derechos fundamentales, siendo oportuno y atinente, brindarles una educación especializada.

Un ejemplo del modelo educativo no formal es el taller de panadería del Centro Pedagógico de Internamiento El Carmen, de San Pedro Sula, donde más de 24 niños han alcanzado la certificación como panaderos, a través del Programa de Educación Formal y No Formal del INAMI.

El taller produce pan blanco, semitas de yema, galletas y pastelitos de piña y otros productos de repostería para el autoconsumo y la distribución local.

“Yo jamás pensé que podía aprender un oficio, menos en lugar que todo el mundo cree que es reclusorio, nada de eso, aquí es una escuela para la vida, ahora estudio y también he aprendido un oficio que me ayudará a conseguir un trabajo o poner mi propio negocio”, dio a conocer un interno de 16 años.

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