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El Papa, en Albania: ‘Nadie piense que puede escudarse en Dios cuando realiza actos de violencia’

En su cuarto viaje internacional, Francisco condenó las persecuciones del comunismo y volvió a pedir por el diálogo entre las religiones. «Los grupos extremistas desnaturalizan el auténtico sentido religioso», advirtió.

«Que nadie piense que puede escudarse en Dios cuando proyecta y realiza actos de violencia y abusos. Que nadie tome la religión como pretexto para las propias acciones contrarias a la dignidad del hombre y sus derechos fundamentales, en primer lugar el de la vida y el de la libertad religiosa de todos», advirtió Francisco durante su visita a Albania.

En momentos en que recrudecen los crímenes del Estado Islámico e incluso circulan versiones de un posible atentado contra él, el Papa advirtió: «Los grupos extremistas desnaturalizan el auténtico sentido religioso y en que las diferencias entre las diversas confesiones se distorsionan e instrumentalizan, haciendo de ellas un factor peligroso de conflicto y violencia, en vez de una ocasión de diálogo abierto y respetuoso y de reflexión común sobre el significado de creer en Dios y seguir su ley».

En su discurso ante las autoridades nacionales, el Sumo Pontífice celebró una «feliz característica de Albania que debe ser preservada con todo cuidado e interés». «Me refiero a la convivencia pacífica y a la colaboración entre los que pertenecen a diversas religiones. El clima de respeto y confianza recíproca entre católicos, ortodoxos y musulmanes es un bien precioso para el país», destacó.

La visita a Albania es el cuarto viaje internacional de Francisco, tras las giras realizadas por Brasil, Tierra Santa y Corea del Sur. Serán solo once horas en las que el Papa permanecerá en el país. Como parte de su agenda, ya saludó a las autoridades albanesas y ahora celebra una misa en la plaza Madre Teresa. Luego almorzará con los obispos locas.

Por la tarde, mantendrá un encuentro con los líderes de otras religiones en la universidad católica «Nuestra Señora del Buen Consejo» y rezará la oración de las vísperas con sacerdotes, religiosos, seminaristas y miembros pertenecientes a otros movimientos laicales en la catedral de Tirana.

Antes de regresar a Roma, Francisco visitará a los niños del centro Betania y se encontrará con enfermos y otras personas asistidas por centros caritativos de Albania, en la iglesia de esta sede.

El portavoz del Vaticano, Federido Lombardi, subrayó que el objetivo de esta visita es rendir «tributo a los mártires de la fe, víctimas del régimen comunista» y destacar «la importancia del diálogo con el Islam en un país de mayoría religiosa musulmana pero con una notable presencia tanto católica como ortodoxa».

«LOS GRUPOS EXTREMISTAS DESNATURALIZAN EL AUTÉNTICO SENTIDO RELIGIOSO»

Francisco es un Papa que viaja poco, pero cada una de sus salidas está muy cargada de simbolismo, pensada con la finalidad de dar un mensaje fuerte, no sólo a la grey católica, sino al mundo. Y no es diferente en esta brevísima visita a Albania.

En palabras de monseñor Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, Albania es «el ejemplo que desmiente a quien usa la religión para alimentar conflictos».

El primero, el principal y más urgente de los mensajes que Francisco quiere dar con esta visita es el de la convivencia religiosa. En este país, que padeció por años la dominación de una dictadura comunista -la única que llegó a inscribir la prohibición de toda práctica religiosa en la Constitución-, el final del régimen, en 1990, dio paso a una interesante experiencia de convivencia de credos.

Albania tiene la particularidad de ser el país más musulmán de Europa –si excluimos Turquía, que no es del todo europea- y ofrecer al mismo tiempo un modelo de coexistencia pacífica de religiones. Actualmente, algo más del 60% de la población es musulmana, y un 30% cristiana, entre católicos y ortodoxos.

Ambas confesiones tienen un pasado común de persecución y martirio, a manos del régimen comunista instaurado en la posguerra, que encarceló y fusiló a sacerdotes, y clausuró o destruyó más de 1800 iglesias.

Hace 21 años, otro Papa, Juan Pablo II, visitó Albania para restaurar la jerarquía católica y consagrar a los primeros cuatro obispos luego de la larga noche vivida allí por la Iglesia. Entre 1956 y 1991 no había habido ordenaciones sacerdotales en ese país.

Ahora, en la agenda del viaje de Francisco, estarán el tributo a los mártires de la fe, el diálogo con el Islam y el recuerdo de la beata Madre Teresa de Calcuta, quizá la albanesa más conocida en el mundo por su misión entre los pobres de la India.

Entre los mártires cuyo recuerdo honrará el pontífice argentino, están Daniel Dajani, jesuita, rector del Seminario local pontificio, y el viceprovincial de la Compañía de Jesús en Albania, Giovanni Fausti. Ambos fueron fusilados junto con otros religiosos en marzo de 1946 en la localidad de Scutari.

Los jesuitas han regresado a esa ciudad y a Tirana, la capital, hace ya 20 años, por decisión de Juan Pablo II. Cerca del sitio donde cayeron Dajani y Fausti, hoy se levanta un Seminario que sirve para las 7 diócesis del país y también para los albaneses de Kosovo y Montenegro.

Mario Imperatori es un jesuita que vive en Scutari desde 2000, donde preside el Instituto de Filosofía y Teología de ese Seminario. En declaraciones al Vatican Insider, explicó que «el aspecto más importante del viaje del Papa a Tirana» es que «podrá ser la ocasión para subrayar el particular pluralismo religioso albanés, reconocido incluso en la legislación».

Esta pluralidad se ve favorecida por la presencia de un islam de inspiración sufí al lado del islam sunita de tradición turca. La experiencia albanesa es interesante porque ha permitido circunscribir la influencia del islam saudita y wahabita, y se espera que se puedan aislar los elementos fundamentalistas, que se han difundido en otras zonas de los Balcanes, como en Kosovo.

En este contexto, la visita del Papa ayudará también a recordar el hecho de que el padre Fausti vivió explícitamente su martirio en una perspectiva islamo-cristiana, como demuestran sus diarios», agregó Imperatori.

Como es habitual en sus visitas, el Papa oficiará una misa en público, en la plaza más importante de Tirana, cuyo nombre es Madre Teresa. Se reunirá brevemente con las autoridades del país, con miembros de otras confesiones religiosas y con los obispos católicos.

Luego, en la catedral de la Capital, celebrará las vísperas con religiosas, laicos, sacerdotes y seminaristas. Francisco escuchará a las víctimas y testigos de la etapa de persecución religiosa, un drama que en Albania pertenece al pasado pero que es la realidad presente que viven hoy las iglesias cristianas en muchos países, en especial de mayoría musulmana.

En Albania, islámicos y cristianos padecieron la persecución por igual y tal vez ésa sea la clave de su convivencia actual. Los albaneses parecen haber ganado la apuesta por la construcción de una sociedad reconciliada y multirreligiosa.

«Si miramos a la historia de Albania –dijo el propio Jorge Bergoglio, en el vuelo que lo traía de regreso de Seúl-, desde el punto de vista religioso, fue el único país comunista que recogió el ateísmo práctico en su Constitución. Ir a Misa era anticonstitucional. Y además, me decía uno de los ministros que en aquel tiempo se destruyeron –no quisiera equivocarme en la cifra– 1.820 iglesias. ¡Destruidas! Ortodoxas, católicas… Otras iglesias se convirtieron en cines, teatros, salones de baile… Sentí que tenía que ir: está cerca, en un día se hace… lo considero como un verdadero apoyo a ese noble pueblo».

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