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Discapacidad Visual como una desventaja en el mundo de los “Normales”

Por: Dennis René Aguilar

El presente artículo pretende concientizar a la sociedad mediante mi experiencia que tengo por el hecho de Tener discapacidad visual, al enfrentarme en mi vida cotidiana y cara a cara con la discriminación.

Desde mi infancia la discriminación era la que me acompañaba, pues aunque no tenía una idea clara de lo que significaba esta palabra, ya era víctima de la misma.

Recuerdo con nostalgia como los niños iban a jugar con alegría e incluso se dividían en grupos para divertirse, pero el único triste era yo, porque nadie quería jugar conmigo, solo por una simple razón, “mi discapacidad visual”.

«Fui creciendo en ese terrible ambiente de discriminación, aunque para ser sincero vine a conocer de dicha palabra hasta los 11 años, cuando mi profesor de sexto grado nos explicó que era la indiferencia y la exclusión que muestran una o varias personas por esta condición.»

«A la edad de doce años, Comencé a movilizarme por si solo en la ciudad capital. Para ese tiempo, yo estaba en segundo de ciclo en un colegio de Tegucigalpa y fue en ese momento en el que empecé a darme cuenta de cómo era el ambiente en las calles de la ciudad, a familiarizarme con diferentes personas, sintiendo así directamente la indiferencia con la que la mayoría de la gente nos trata por el simple hecho de ser personas con discapacidad».

“esa época de mi vida fue muy difícil, ya que el ambiente de Tegucigalpa por lo general es muy movido. Muchas veces cuando chocaba con algunas personas en su mayoría musitaban con lástima, ¡ay!, pobrecito el cieguito que anda solo y no sabe por dónde camina”.

«En algunas ocasiones por gente que no comprendía que yo no podía ver recibía golpes en recompensa de haber tropezado con ellos o llevármelos de encuentro».

«Siguiendo con mi vida también me acuerdo que en algunas ocasiones me lleve de encuentro algunos postes del alumbrado público y era una pesadilla subirse a los buses urbanos, pues casi siempre iban muy a prisa y no recuerdo de algún chofer (conductor) o algún cobrador que me allá tratado con amabilidad».

«Se preguntarán ustedes, por qué plasmo aquí la discapacidad visual como una desventaja, ahora más que nunca estoy completamente convencido que somos personas normales, personas sexualmente activas, que sentimos que hacemos las cosas de la misma forma que todos las hacen, la diferencia es que en algunas cosas necesitamos los ojos de alguna persona para lograr algunas cosas como por ejemplo: saber algún color, nos pueden ayudar a desplazarnos con mayor facilidad y en algunos casos hasta llegar aún determinado lugar».

«Otro punto que a mi juicio vale la pena señalar, es que para una persona con discapacidad visual, en lo sentimental no es muy afortunado, pues yo mismo he sido víctima de innumerables desprecios y esto me lleva a comprender aún más el hecho que la ingratitud es un sentimiento natural en el ser humano, pero el hecho de despreciar a una persona por el hecho de que no puede ver allí intervienen otros factores como son: La mayoría de personas aunque quieran a una persona con discapacidad visual les da pena andar con alguien así, se inclinan ante los prejuicios de la misma sociedad.

«Son las personas que queriendo a una persona ciega pero que la desprecian por las razones antes mencionadas son sujetos atrapados en la ignorancia, son gente con poca formación pues no hay duda que es de ignorantes dejarse llevar por lo que piensen los demás».

«Los que por el simple hecho de ver una persona normal con una persona ciega, la quedan viendo de manera extraña y también piensan siempre que se aprovechan, son personas con muy poco que hacer que se ponen a hablar de los demás y lo único que consiguen es poner en duda la capacidad intelectual de una persona ciega, pues como dije anteriormente, somos personas normales en todos los aspectos».

Tu que has leído este artículo te invito que hagas la diferencia comienza a ver a las personas con discapacidad visual deja a un lado la lástima, porque aunque no lo creas con solo una o varias palabras puedes dañarnos.

Si en alguna ocasión te queda la oportunidad de ayudar a una persona ciega, hazlo con toda tu voluntad, pero ya es tiempo que dejemos de decir pobrecito el cieguito, pues es muy discriminativo de tu parte, pues somos ciegos no cieguitos.

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