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Canibalismo en una cárcel venezolana: padre denuncia que su hijo fue apuñalado, descuartizado y entregado como comida

La familia de la víctima, Juan Herrera, asegura que fue asesinado durante un motín en el estado de Táchira y que otros reclusos fueron obligados a comer su cuerpo. También sostienen que las autoridades lo habían extorsionado para facilitar un traslado a otra prisión

El padre de un preso que habría sido asesinado denunció macabras práctica con los cadáveres al interior del Cuartel de Prisiones de Politáchira, donde reclusos amotinados mataron a tres reos y obligaron a otros detenidos a comer sus restos, según testimonios recibidos por los familiares.

«Arremetieron contra él más de 40 presos. Lo apuñalaron, lo colgaron para que se desangrara», detalló Carlos Herrera, padre de Juan Herrera, quien estaba recluido en los calabozos policiales del estado de Táchira, donde se reportan situaciones de toma rehenes desde hace varias semanas. Una de las personas que logró salir en libertad fue quien se puso en contacto con Herrera para informarle lo sucedido.

«Hablé con uno de los que salieron y estaba al lado de mi hijo cuando comenzaron a hacer esto. Los picaron en pedazos y se los dieron a los detenidos para que se lo comieran», indicó el padre, quien conversó por última vez con su hijo el viernes 30. Herrera apuntó contra Dorancel Vargas, un célebre preso apodado «Comegente» por sus crímenes de canibalismo, quien habría amenazado a quien se rehusara a comer el cadáver del preso.

«A quienes no lo hicieran lo golpeaban, le quitaban dedos, le partieron las piernas, le perforaron pulmones y lo golpeaban en la cabeza con un martillo. Fue atroz y desastroso lo que vivieron esas personas allá», relató en conferencia de prensa. Otros dos presos habrían tenido la misma muerte, según pudo conversar con sus padres, pero evitó dar nombres por miedo a represalias.

Hace dos semanas, un video circuló en las redes donde se ve unos reclusos del Politáchira cortar un dedo a una persona, bajo amenazas de que no grite o le perforaban el tórax. Algunas versiones informaron de que se trataba de uno de los rehenes, en represalia a las autoridades por no haber cumplido con las exigencias, mientras que otros apuntaron a que se trata de un preso cuya familia no habría pagado «la cuota» que se pide a los familiares para no atacarlos.

El último jueves, cuando ya habría ocurrido el macabro crimen, la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, ingresó a los calabozos para investigar la toma de rehenes por parte de quienes exigen un traslado a otro centro de detención y señaló que puede haber cómplices en las dependencias locales. «Nadie es tonto para no dejar de pensar que hay una complicidad», indicó. Sin embargo, descartó una negociación con los presos: «La autoridad se ejerce de manera legitima, no puede ser que unas personas a fuerza de la violencia quieran conseguir su propósito».

Por su parte, Herrera también envió un reclamo hacia Varela: «Mi hijo murió hace ya 10 días. La ministra sabía que si venía, podía resolver». También, denunció que funcionarios le exigieron 200.000 bolívares (unos USD 20 mil) para que su hijo sea trasladado a una celda de menor peligrosidad.

Franklyn Duarte, diputado suplente por Táchira en la Asamblea Nacional y miembro de la Subcomisión de Derechos Humanos, estuvo junto con Herrera en su denuncia y anunció que elevará la investigación a instancias internacionales. «Esto es un crimen de lesa humanidad. Existen restos que están siendo verificados para determinar su identidad». El asambleísta confirmó las prácticas de antropofagia y la desaparición de dos personas. Los datos serán incluidos en el informe que presentará ante el Parlamento

Tomado de Infobae.com

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