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Herodes sigue vivo en el nefasto aborto e ideologías destructoras, alerta Arzobispo

Redacción ACI Prensa
El Arzobispo del Cusco (Perú), Mons. Richard Alarcón, inauguró el Año Misionero de la Familia que se celebrará bajo el lema “Somos Familia, camino de santidad” y advirtió sobre los nuevos disfraces de Herodes en el mundo de hoy como el aborto y la ideología de género.

En la homilía de la Misa que presidió al inicio de este año jubilar que se desarrollará durante todo el 2020, el Prelado peruano lamentó que “Herodes no ha muerto, sigue vivo”, haciendo alusión al rey que ordenó matar a todos los niños de dos años o menos, tras enterarse del nacimiento de Jesús en Belén.

“Herodes hoy se ha disfrazado de muchas formas, buscando e intentando eliminar al hijo de Dios, y sigue buscando destruir la familia como el modelo que Dios ha puesto a la sociedad, ahora más que nunca Herodes sigue actuando, seamos conscientes y abramos bien los ojos”, dijo Mons. Alarcón según informa el Arzobispado del Cusco.

“Herodes sigue matando niños inocentes en los vientres de las madres a través del nefasto aborto, sigue matando la mente de los niños y jóvenes con nuevas ideologías ‘modernas’ (de género) que van destruyendo la visión cristiana del hombre y de la mujer, y va destruyendo el concepto de familia humana y cristiana, proponiendo modelos que se alejan del orden natural”.

“Esta ideología está gobernada por ese nuevo Herodes que está actuando en sistemas, ideologías, pensamientos, mentalidades disque modernas”, precisó.

Tras señalar que Herodes representa al mal y luego de denunciar el “machismo desgarrador”, el Prelado lamentó la perspectiva que algunos tienen sobre las mujeres y que lleva a maltratarlas “como un objeto de uso y después de desuso”.

Esa mentalidad, lamentó el Arzobispo, “lleva al hombre a convertirlo en un ser irresponsable, inconsciente, que en lugar de construir, destruye vidas. Esta es la mentalidad de Herodes que hoy está latente en nuestra sociedad, incentivando la irresponsabilidad de los hombres en el sexo libre, recreativo e irresponsable, por eso estos hombres con esta mentalidad herodiana huyen”.

“No les interesa la responsabilidad de una vida humana y dejan a la pobre madre cargando la responsabilidad de llevar adelante la formación y educación del hijo y esto va avanzando cada día más”.

El Arzobispo se refirió también a la “mentalidad Herodiana de la infidelidad” en medio de una “sociedad que se vuelve cada vez más centrada en una sexualidad mal entendida y entonces viene la ruptura de los matrimonios o de repente la multiplicidad de parejas, saliéndose del orden que Dios ha establecido para una auténtica y correcta familia humana”.

Ante esta realidad, toca a los fieles católicos ser como San José: “defender, sacar las fuerzas que tengamos para que el niño Dios no sea destruido, para que la familia tal como Dios la ha creado no sea destruida”. “En este Año Misionero de la Familia, debemos resucitar en la sociedad el proyecto de la Familia Cristiana y esa es nuestra tarea porque Dios lo quiere así”, añadió.

“Ante miles de discursos que destruyen a la familia tenemos que levantar la voz para presentar el proyecto de familia que Dios nos ha dejado en la familia de Nazaret: José el hombre auténtico, el esposo solícito, el padre responsable; María la elegida de Dios, la servidora de Dios, el reflejo del amor misericordioso y tierno de Dios, la esposa fiel, la que se dedica a hacer de su familia un hogar, una escuela, es la madre que acompaña el crecimiento del Niño Jesús”.

El Niño Dios, prosiguió el Prelado, “es la esperanza de esa generación que todos queremos para que cambie nuestra sociedad hoy en día envuelta en mentiras, violencia, en injusticias, en irregularidades; ¿si no educamos al niño, que sociedad nos espera? María a educado a Jesús y Él nos ha traído la salvación”.

“La familia cristiana está llamada a mostrar ante el mundo lo que es en sí, una pequeña Iglesia, una comunidad de amor, el santuario de la vida, formadora de personas, cultivadora de valores, y defenderla como un patrimonio de la humanidad puesta en nuestras manos”, subrayó.

“No tengamos miedo, no tengamos vergüenza” para asumir esta tarea, concluyó el Prelado peruano.

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