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Código Verde cambia vidas, genera empleos y da a los pacientes la atención de calidad que se merecen

Unos 4 mil estudiantes de secundaria, así como universitarios con orientaciones en las áreas de medicina, enfermería, servicio social y leyes, realizan una maravillosa labor en los centros hospitalarios del país, atendiendo a pacientes y sus familiares. Estos jóvenes pertenecen al programa presidencial Código Verde.

Código Verde contempla la participación de 9 mil estudiantes, los que perciben 4 mil 300 lempiras por media jornada de trabajo si tienen educación secundaria y 6 mil si cuentan con educación universitaria.

Los jóvenes de Código Verde son ubicados en los centros hospitalarios en las diferentes áreas que tengan relación con el requerimiento de servicios médicos por parte de la población, y gran parte de su labor consiste en facilitar las gestiones de los pacientes y familiares.

La figura de Ariel Pérez se queda diminuta al medir su corazón y solidaridad al momento de trabajar como uno de los agentes del Programa Código Verde en el Hospital María de Tegucigalpa.

Siempre está atento a los pacientes, habla con ellos, les asesora y cuando puede, hasta les brinda un abrazo.

Las palabras de Lorely Dormes sobre la atención de Ariel son sinceras y contundentes: “Es una persona eficiente, educado y siempre se preocupa por ofrecer la mejor atención para los pacientes”.

Y luego con una seguridad que convence, agrega: “Es muy dedicado y lo mejor es que tiene carisma con los niños y eso se necesita mucho en este hospital. Hace muy bien su trabajo y nos orienta cuando necesitamos ayuda”.

“Código Verde me ha cambiado la vida, desde el momento que llegué a mi primer código en el Hospital San Felipe”, dice, mientras una gabacha blanca le permite avanzar entre los pasillos del Hospital María, como si se tratase de un doctor.

Ponerse en el lugar del paciente

No han pasado ni 10 minutos y ha atendido a cuatro pacientes, mientras con una voz fuerte pero amable pregunta si hay visitas que han llegado al hospital por medio de referencias y no han sido atendidas.

Lo de Ariel es de no parar. Primero conversó con Lorely, preguntando cómo va lo de su hija, luego ayudó a Jessenia Amador, que venía de Quebrada Grande, Morocelí, para que esperara por una cita de su hija Keyla; y posteriormente llevó a Gladys Rodríguez y a su hijo Norlan hasta el área de laboratorios.

Código Verde ha trabajado con 12 mil 243 muchachos entre 2016 y 2017; sin embargo en 2018, se han reactivado las primeras 4 mil plazas, de 9 mil que contempla el Programa en los distintos centros hospitalarios de Honduras.

El presidente Juan Orlando Hernández, sobre el Programa, en su momento hizo una especial petición a los participantes: “que me ayuden a prestigiar el programa y que valoren este puesto de trabajo porque necesitamos que la gente se sienta bien cuando acude a los hospitales. Lo único que pedimos es que lo hagan lo mejor que puedan en favor de los hospitales y para la gente humilde que asiste a los mismos».

Un empleo que marca vidas

Como Ariel, hay otros miles de muchachos diseminados por la red hospitalaria del país, en un momento en el que «en Honduras se necesitan muchos empleos y Código Verde forma parte de ese ideal de generar puestos de trabajo y además de ayudar a los pacientes y a todos los que asisten a los hospitales».

Lo anterior lo expresó el presidente Hernández, buscando crear conciencia en los servidores públicos, por cuanto “a veces la gente va sin esperanza a los hospitales, si va enfermo y asustado un paciente y no conoce el hospital, este se vuelve un laberinto para ellos y es allí donde el trabajo de Código Verde se vuelve muy necesario y de mucho servicio para la población».

Es casi el mismo ejemplo de vida de Keylin Mariela Bautista, una muchacha de 21 años, que estudia licenciatura en Ciencias Naturales y trabaja en el área de pre admisión del Hospital María bajo el esquema de Código Verde.

“Aquí lo que hacemos es que recibimos a la gente, les ayudamos a registrarse, les damos indicaciones sobre qué pueden hacer y cómo deben hacer sus trámites”, dijo mientras apilaba una serie de fichas para futuros pacientes y 5 minutos antes del arribo de un microbus lleno de pacientes referidos de otros hospitales.

Al aparecer el bus, de pronto Keylin Mariela y la oficial de servicio del Hospital se ven rodeadas de madres con sus hijos, buscando confirmar sus citas o consultas en el hospital. Allí Keylin Mariela emerge en escena, apunta, ofrece direcciones, les expone los reglamentos a seguir… y a algunos hasta los conduce a los lugares que desconocen.

“Son muy amables, nos ayudan mucho a los que no conocemos el hospital o no sabemos lo que debemos hacer”, dice Gladys Rodríguez, una madre que visita el hospital desde la Colonia 19 de septiembre, aledaña a Los Laureles y que lleva a su hijo Norlan Zelaya, a una consulta que busca tratamiento para un dolor de cabeza recurrente.

“Me llevaron al laboratorio, me explicaron qué debo hacer y la próxima vez que venga, es seguro que ya no me voy a perder”, manifestó sentada en el área de espera junto a Norlan. Incluso, ambos fueron consultados por Ariel si necesitaban ayuda en su visita por el centro.

Tanto Ariel como Keylin, igual reconocieron que el trabajo de Código Verde les ha marcado la vida, creando conciencia en sus vidas sobre las necesidades de los hondureños y prestando un servicio que es de mucha ayuda para los pacientes.

“A mí me ha permitido ver la realidad de algunos pacientes y el sólo hecho de ayudarles en algo sencillo permite ver que se puede hacer mucho por gente que a veces viene muy deprimida o ansiosa”, dijo Ariel.

Keylin, por su parte, deja entrever que “aquí nos volvemos más solidarios, más humanitarios y llegamos a entender que se puede hacer mucho por los pacientes, aunque sí me ha marcado el hecho de ver cómo los padres salen destrozados cuando algunos pacientitos mueren, eso es duro y nos permite buscar la forma de consolar a los dolientes”.

El interés por los pacientes

Jessenia Amador, salió desde Quebrada Grande, Morocelí a las 5.00 de la mañana para acudir a una cita con su hija Keyla, una jovencita de 12 años que sufre de una rara enfermedad de la piel.

Sin embargo, para Jessenia y Keyla su día en el Hospital María fue menos estresante gracias a que Ariel y Keylin estaban en su turno atendiendo a los visitantes.

“Nos hablan de manera educada, muestran interés por los pacientes y veo que es un buen Programa con el que trabajan, son muy atentos y eso le ayuda mucho a uno”, dijo mientras aguardaba que se llegara la hora de ingresar a su hija a realizarse unos exámenes médicos.

Es por eso que en su momento la Primera Dama, Ana García de Hernández igual reconoció que el Programa “genera oportunidades, que les permite crecer como seres humanos, ganan sensibilidad y solidaridad social porque el paciente se siente bien atendido en el hospital y eso es una labor enorme en favor de los que más necesitan».

Y así siguieron pacientes llegando y por todo el país, los agentes de Código Verde siguieron trabajando en favor de los pacientes.

La muestra, el bus de las 10 de la mañana arribaba con otros 15 familiares y pacientes y Keylin siguió recibiendo a la gente con una sonrisa y Ariel, solicitando a los referidos, que mostraran sus referencias para explicarles qué debían hacer.

En pocas palabras, el Código Verde, nunca está en amarillo ni en rojo, porque la prioridad es ayudar al paciente.

De interés

· Entre 2016 y 2017 Código Verde generó 12,443 pasantías laborales (empleos) para jóvenes que tienen la oportunidad de estudiar y trabajar a medio tiempo. Solo en Francisco Morazán son 60 pasantías laborales.

Palabras de un director de hospital

“El Programa Código Verde trabaja con calidad total y parte de eso es darle la mayor importancia al paciente. Es interesante ver cómo estos jóvenes ayudan a la población». Marco Molinero/ Director del Hospital María

Las experiencias

“Es altamente enriquecedor trabajar en este programa, yo lo hago en el Hospital del Tórax y he visto la necesidad de la gente y la forma en que uno puede ayudarles, una vez una señora me anduvo buscando por todo el hospital para entregarme unas quesadillas, porque le había ayudado en su visita anterior, eso me marcó la vida”. Luis Cisneros/Código Verde en el Hospital del Tórax

“Código Verde ya me marcó la vida, me he permitido sentirme útil, que puedo servir y ayudar al que lo necesita y eso es algo que no se puede pagar con nada. Aquí he visto la necesidad de la gente, pero igual su agradecimiento por las pequeñas cosas que hacemos por ellos”. Ariel Pérez/Código Verde Hospital María

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