columna

¿Qué esconden las rosas?

Me acerque a su jardín, este se veía triste, sus rosas estaban secas, las demás plantas decaídas, su suelo demasiado seco, seguramente la extrañan demasiado.


Ese lugar de plantas, notan bastante su ausencia, ¿será? Yo creo que ahí algo pasa.

Ella se levantaba muy temprano y se dirigía hacia ese lugar con una cubeta de color café llena de agua, y cada vez que regaba todo parecía magia –las plantas la saludaban- el rojo de las rosas, el verde de sus hojas y el color de la mañana adornaba su mirada.

Su muerte les ha afectado, las pobres flores están descoloridas, mueren poco a poco y nadie se lo explica.

La soledad no solo se nota en ese espacio, su cuarto está vacío, el hogar se siente triste, su silla permanece sola, su televisor yace apagado y el grifo del café en la madrugada ya no chilla.

Su gentileza se ha esfumado, su voz se ha apagado, pero su presencia invisible aún se siente. Aunque la muerte la ha alcanzado y un silencio ha dejado, su amistad aún guardamos.

Ya los pájaros no picotean su ventana, han de darse cuenta que ya no está en su cama, sienten que quedaron solos en la tierra, pero en el cielo están más acompañados.

Sus pasos dejaron de escucharse, sus comidas de probarse ¿Será qué ya no camina con nosotros?, –pero no nos ha dejado solos- las flores nos lo dicen ellas han comenzado a germinar nuevamente.

Las aves desde el cielo han vuelto, y saludan a la nada ¿Guardarán algún secreto? tal vez sí, pero nosotros no lo sabemos, un día lo descubriremos, mientras tanto recordaremos sus buenos momentos y sentiremos el viento que indica que siempre está con nosotros.

Autor: Edwin Ordóñez

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